jueves, 29 de marzo de 2012

Niños soldados



A lo largo de la historia, y en muchas culturas, ha habido niños involucrados en campañas militares, incluso cuando estas prácticas estaban en contra de los usos culturales. En la Europa medieval, se usaba a niños como asistentes en la batalla (escuderos), aunque su papel en los combates reales era limitado. La llamada Cruzada de los Niños en 1212 reclutó a miles de niños como soldados sin entrenamiento. Los niños no llegaron a entrar en combate real pero muchísimos murieron en el camino. En la actualidad el reclutamiento de niños como soldados es una práctica. Por ejemplo, en las últimas etapas de la Guerra del Golfo, los dos bandos fueron acusados de reclutar a adolescentes para llenar sus filas militares, debilitadas tras años de conflicto. Se acusó a Irán de limpiar campos de minas haciendo que niños corrieran delante de los soldados. En África, el uso de niños soldado en guerras civiles y conflictos tribales es hábito común.
MI OPINION
No creo que utilizar niños en combates o guerras sea lo más correcto ya que corren mucho peligro y tienen mucha vida por vivir. Los que están al mando de cada grupo que sale a luchar no creo que sea muy inteligente, porque meter a niños sin saber luchar ni defenderse no es lógico. Los quieren para evitar minas y que sus soldados no mueran pero no se dan cuenta de que le están quitando la vida. Están obligados a hacer algo que ellos no quieren. Son niños que no tienen ni voz ni voto, que los tratan como adultos sin serlo y les cambian un juguete por un arma. No tienen niñez ni pueden vivir lo que otros niños pueden hacer.
Para mí son gente que no tienen ni pies ni cabeza, si los tuviesen no utilizarían niños. Son niños pequeños con derecho a vivir una vida normal, reír, llorar…lo que cualquier niño ha de hacer. No veo bien que personas que solo mandan usen a niños que no pueden hacer nada de lo que deseen, sino hacer todo lo contrario, algo que no les gusta y sufren por hacerlo. En cada guerra con niños soldados mueren muchos niños pequeños sin tener culpa de nada.
Silvia Díaz

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