viernes, 16 de diciembre de 2011

SAN AGUSTÍN DE HIPONA



Nació el 13 de noviembre de 354 en Tagaste, pequeña ciudad de Numidia  en el África romana. Su padre era un pequeño propietario pagano. Su madre, Santa Mónica, es considerada por la Iglesia como ejemplo de "mujer cristiana", de piedad y bondad  probadas.
San Agustín estaba dotado de una gran imaginación y de una extraordinaria inteligencia. Se destacó en el estudio de las letras.
Conocerá a una mujer con la que mantendrá una relación estable de catorce años y con la que tendrá un hijo.
En su búsqueda incansable de respuesta al problema de la verdad,  San Agustín pasa de una escuela filosófica a otra sin que encuentre en ninguna una verdadera respuesta a sus inquietudes.
Sumido en una gran frustración personal, decide en el año 383 partir para Roma. Fue en Milán donde se produjo la última etapa antes de su conversión: empezó a asistir como catecúmeno a las celebraciones litúrgicas del obispo Ambrosio, quedando admirado de sus predicaciones y su corazón. San Ambrosio le ofreció la clave para interpretar el Antiguo Testamento y encontrar en la escritura la fuente de la fe. En el 386 se consagra al estudio formal y metódico de las ideas del cristianismo. A los treinta y tres años de edad, es bautizado en Milán por el santo obispo Ambrosio. Ya bautizado, regresa a África.
Cuando llegó a Tagaste vendió todos sus bienes y el producto de la venta lo repartió entre los pobres. Se retiró con unos compañeros a vivir en una pequeña propiedad para hacer allí vida monacal.
En 391 viajó a Hipona para buscar un lugar donde abrir un monasterio y vivir con sus hermanos, pero durante una celebración litúrgica fue elegido por la comunidad para que fuese ordenado sacerdote y de allí a unos pocos años fue consagrado obispo.
La actividad episcopal de San Agustín es enorme y variada. Predica constantemente y en muchos lugares, escribe incansablemente, polemiza con aquellos que van en contra de la ortodoxia de la doctrina cristiana de aquel entonces, preside concilios y resuelve los problemas que le presentan sus fieles. Murió en Hipona el 28 de agosto de 430. Su cuerpo reposa  en la basílica de San Pietro in Ciel d'Oro.
OBRAS
Confesiones, Los Diálogos, La ciudad de Dios, Cartas, Disciplinarum  Libri, Regula ad servos ( la más antigua de las reglas monásticas de occidente).
OPINION
Entre los Padres de la Iglesia, San Agustín merece un capítulo aparte dada la grandeza de su pensamiento. Algunos escritos de  San Agustín como las Confesiones, la Ciudad de Dios, La Trinidad y La doctrina cristiana, han marcado de modo importante  la historia de la teología.
Ha influido poderosamente en toda la civilización occidental. Todos los elementos esenciales de su cultura (las doctrinas, las costumbres, los valores, las mismas instituciones políticas) son manifestaciones de la visión del mundo  elaborada por San Agustín.  Solamente cuando al fin de la edad media comienza a afirmarse la autonomía de la ciudad terrena frente a la ciudad celeste, con la llegada de la secularización y el triunfo de lo profano, la civilización cristiana —construida sobre las bases proporcionadas por San Agustín— entrará en crisis y se desvanecerá.
Algunos rasgos de su pensamiento e influjo en la historia de la teología son:
  • Tiene la máxima autoridad del siglo V al XIII.
  • Sintetiza todo el pensamiento cristiano de la antigüedad.
  • Funda el pensamiento cristiano posterior.
  • Hace un sistema completo de filosofía y teología.
  • En filosofía se apoya en los neoplatónicos, con su concepto de Dios y del alma.
  • En teología propone una adhesión a la fe a través de la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia.
  • Estudia con profundidad la Trinidad, la gracia y el pecado original.
  • Propone los fundamentos de los medios para alcanzar la santidad en la vida sacramental y de oración.
                   Beatrice de Diego Bengoa – 4º B

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